La confusión, la crisis y los desencuentros tienen una salud de hierro en el Gobierno. Así se explica la reacción airada del presidente Ollanta Humala, quien calificó de asquerosa, grosera y abusiva la demanda de la oposición, que no quiere que Nadine Heredia interfiera en los asuntos de Estado.

Ante la defensa cerrada a la Primera Dama, la propaganda y las frases de fácil digestión de nuestro Mandatario, la mayoría de la clase política no desaprovechó ningún golpe y en la primera oportunidad respondió con un mazazo. Un total de 73 congresistas no le dieron el voto de confianza al gabinete ministerial y se desencadenó una crisis política en nuestro país.

Y mientras el jefe de Estado sale con la voz temblorosa, intentando hilvanar argumentaciones imposibles, como que este caos no tiene nada que ver con su esposa, los voceros de las bancadas de oposición dicen lo contrario. "Queremos una declaración que deje constancia ante el país de que no va más el gobierno de facto de Nadine Heredia", enfatizó Alberto Beingolea.

El pleno del Congreso se volverá a reunir mañana y el Gobierno buscará redireccionar sus ímpetus hacia una nueva estrategia, con el objetivo de que muchas de las 73 abstenciones se conviertan en votos de confianza. Esperemos que deje de encumbrar a la Primera Dama, porque eso lo único que genera es provocar a la oposición y a la mayoría del país, que la desaprueba.

Y que el gabinete abandone su papel de reparto, casi de extra de película, con ministros que lo único que hacen es buscar desesperadamente a Nadine Heredia y al encontrarla desatienden sus funciones.