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No han faltado las críticas a los grupos políticos que participaron el sábado en la marcha #NiUnaMenos. Las acusaciones enfilaron principalmente contra el Frente Amplio -sus opositores hasta trucaron fotos en redes para hacer creer que intentó colarse en la parte delantera de la marcha-. Son unos oportunistas, siguen diciendo los críticos. En la marcha también estuvieron presentes el PPC, PPK y Acción Popular, todos con sus banderolas y signos distintivos. El fujimorismo, aunque sin la K impresa en sus polos, también estuvo representado por parte de su bancada, que apareció como un pequeño bloque ante la prensa y la gente. Lo mismo con el APRA. Todos estos grupos se ubicaron donde las organizadoras lo habían señalado: cerrando la marcha sin protagonismo.

Son varias voces las que reclaman que espacios como #NiUnaMenos no son, o no deberían ser, espacios políticos. Pero le pregunto a quienes mantienen esa posición: si un problema estructural como lo es la violencia de género o la inequidad en el acceso a la justicia no compete a los políticos, ¿qué debería importar a los políticos y sus partidos?

No solo es positivo que esas agrupaciones hayan participado institucionalmente, con banderolas o su simple presencia, sino que es necesario que lo sigan haciendo.

Por eso, más bien, las críticas deberían estar enfiladas a aquellos partidos que con su ausencia dejaron en duda su real compromiso con una causa como esta. Es aquí donde se les necesita.

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