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A través de las declaraciones de exdirectivos de la megacorruptora Odebrecht, dadas en Brasil, se va confirmando quiénes fueron los exfuncionarios que recibieron millonarias coimas por entregarles la buena pro para ejecutar diferentes obras, por lo que el Ministerio Público y el Poder Judicial deberían adoptar medidas para evitar la fuga de los implicados, quienes sin duda no duermen tranquilos desde hace varios meses.

Bajo ningún motivo deberían cometerse excesos con la prisión preventiva como los que ya se han visto y que luego han sido revocados. Sin embargo, eso no quita que se adopten medidas para impedir que haya evasiones. Por estos días, muchos de los que recibieron dinero sucio, y que creyeron que eso jamás se sabría, deberían estar ya bajo el ojo de la Policía, que ojalá esta vez haga un buen trabajo, y no como el que se vio en el caso de César Hinostroza.

Pero el caso del “hermanito” no ha sido el único. No olvidemos lo sucedido con Alejandro Toledo, cuya presencia en Estados Unidos desde hace dos años ilustra la incapacidad -o complicidad- de ciertas autoridades del sistema de justicia para actuar como se debía. Estuvieron cuatro años frente al escándalo Ecoteva, que evidenciaba un descomunal desbalance patrimonial, pero jamás impidieron la evasión del expresidente.

Esta vez no puede suceder lo mismo. Si lo dicho años y meses atrás por los implicados en contra de expresidentes, gobernadores, alcaldes, ministros, particulares o árbitros ya ha sido corroborado por las últimas diligencias, pues es momento de actuar. Otro caso es el de Félix Moreno, quien lleva más de un mes en calidad de prófugo por el asunto de la Costa Verde, cuyas obras siguen ahí botadas pese a la importancia que tendría esa vía para la capital y el vecino puerto.

El Ministerio Público y el Poder Judicial se encuentran ante un gran reto: el de investigar y, de ser necesario, sancionar a los corruptos inmersos en este caso, solo comparable, por su magnitud, con el que se conoció a inicios del presente siglo tras la caída del régimen de Alberto Fujimori. Lástima que muchos de los “moralizadores” de ese entonces sean hoy los que están siendo señalados por los brasileños corruptores. Cosas que pasan en el Perú.