Tanta desconfianza existe sobre los administradores de la justicia en el país que, en buena hora que se den los incidentes que vemos sobre el proceso de elección de los miembros de la Junta Nacional de Justicia. Es probable que existan, como es natural, tendencias ideológicas interesadas y hasta opuestas alrededor de los cuestionamientos, y que nunca nadie quede totalmente satisfecho con designaciones que no fueron unánimes. No vamos a entrar aquí a analizar al detalle de lo que ha impedido la inmediata juramentación de dos de ellos, Marco Tulio Falconí y María Zavala, pero las dudas sobre su idoneidad de la Fiscal de la Nación y de la presidenta del Tribunal Constitucional son suficientes para revisarlo. Es mejor que el asunto quede zanjado de una vez que postergar potenciales sorpresas futuras. No existiendo (al parecer) grabaciones de las llamadas telefónicas entre estos y el “hermanito” ex juez supremo César Hinostroza, estas relaciones deben deslindarse con profundidad. Los plagios y el uso de la bonificación por el supuesto servicio militar tienen que precisarse igualmente. Los criterios de evaluación y las calificaciones de cada uno de los miembros de la comisión deben ser públicos y transparentes, incluyendo la argumentación para aquellos aspectos subjetivos que merecieron. Aclarados estos asuntos, la comisión habrá cumplido y finalizado con su encargo. Si aún así persisten los cuestionamientos, creemos que ya corresponde a los propios integrantes de la JNJ resolverlo con sus propios mecanismos, previstos en su ley y reglamento.