El currículo es el conjunto de aprendizajes, previstos e imprevistos, que deben desarrollar los estudiantes en un escenario y tiempo determinados en base a un modelo educativo. Hasta inicios de los años 70 el currículo escolar tenía un carácter temático que privilegiaba la memorización de conocimientos por asignaturas. A mediados de los 70 se opta por dejar de lado este enfoque enciclopédico por otro que privilegiaba “conductas predeterminadas en base a objetivos”. Fue a fines de los 90 que comienzan a introducirse competencias de aprendizaje, las cuales alcanzaron su real dimensión en el nuevo Diseño Curricular Nacional-2009 al combinar sinérgicamente capacidades mentales y motrices, conocimientos, así como valores y actitudes.

En el 2016 se aprueba (después de más de 4 años de inestabilidad y confusión pedagógica en los colegios) el Currículo Nacional de la Educación Básica, el cual se organiza por áreas, competencias, capacidades y desempeños educativos. En el caso de las instituciones de enseñanza de Inicial, Primaria y Secundaria (Educación Básica Regular) recién está consolidándose. “Este currículo, al igual que el del 2009, está formulado para diversificarse y ser adecuado de acuerdo a cada realidad educativa en los Proyectos Educativos Regionales (PER)”. Ciertamente teniendo en cuenta que somos un país unitario y descentralizado

Como todo currículo puede ser materia de cambios y mejoras a la luz de sus contenidos educativos, de la práctica en las aulas, de las innovaciones pedagógicas y otras razones. Lo que no es conveniente -más allá de cualquier consideración- es dejarlo de lado y nuevamente comenzar todo de nuevo. Debemos abandonar la costumbre o la intención de cambiar el currículo escolar nacional cada vez que hay un nuevo gobierno o Ministro de Educación. Lo bueno debe mantenerse, lo que está regular hay que mejorarlo, y lo que está mal hay que desactivarlo. Continuidad y cambio.