Los problemas y escándalos no le dan tregua al Gobierno. En los últimos días trascendió que el secretario general de Palacio, Bruno Pacheco, pidió a la Sunat favores para sus amigos. Si a esto agregamos su presunta intervención en los ascensos en las Fuerzas Armadas, creemos que su permanencia en un puesto clave del Ejecutivo es insostenible.

El Gobierno de Pedro Castillo está con el agua al cuello, en parte por su improvisación frente a la magnitud de la tormenta política y económica, pero también debido a lo pésimo que son sus tripulantes.

La falta de liderazgo del jefe de Estado es notable. Su actitud frente a las irregularidades y las señales de corrupción está bastante lejos de la promesa para confrontarlas que manifiesta en sus discursos. Ya es momento que entienda que la defensa de la institucionalidad y las bases con las cuales se construye la democracia y el estado de derecho, también tiene que ver con la transparencia.

Las movidas de Bruno Pacheco y otros funcionarios van a seguir existiendo mientras haya gente que le importen más los intereses y privilegios propios y de sus amigos, que resolver los problemas del día a día de los peruanos.

Esto demuestra que la crisis actual es mucho más profunda de lo creemos. Es una descomposición sistemática que exige más que un simple cambio de nombres.