Hace dos semanas usé este mismo titular para una columna respecto a las absurdas e indignantes frases lanzadas por la candidata a la primera vicepresidencia por Renovación Popular, Neldy Mendoza, quien sostuvo que las abuelas que promovían que las mujeres sean profesionales y no se dediquen a lavar platos eran unas “terroristas”, para luego culpar a las víctimas de las agresiones que puedan recibir de sus esposos o parejas en general.

Hoy uso el mismo titular para cuestionar las expresiones de la candidata presidencial de Juntos por el Perú, Verónika Mendoza, quien se ha mostrado a favor de “poner límites” a la libertad de expresión. Sus declaraciones estaban referidas a tomar esa medida cuando “se pone en riesgo la salud”. Sin embargo, esta propuesta de la izquierda dejaría abierta la posibilidad de cualquier futura arbitrariedad hacia el ejercicio de un derecho constitucional.

El Perú no es Cuba, Venezuela o Nicaragua, donde los gobiernos que nunca dejan el poder “ponen límites” a la libertad de expresión de acuerdo a sus criterios y conveniencias. Eso de cortar este derecho “cuando se pone en riesgo de salud” da pie a cualquier interpretación y posterior abuso. ¿Qué dicen al respecto los candidatos al Congreso de la lista de Juntos por el Perú que han hecho carrera política criticando las arbitrariedades del fujimorismo en los años 90?

Acciones como las llevadas a cabo por los hermanos Castro, Hugo Chávez, Nicolás Maduro o Daniel Ortega contra la libertad de expresión, son propias de tiranías arcaicas que deberían ser parte del triste pasado, al igual que sus propuestas en materia económica. Todos estos postulados son tan cavernarios y absurdos como lo son las ideas de la aspirante a la vicepresidencia de López Aliaga, a quien ojalá no veamos en el próximo Congreso.

La libertad de expresión con los límites que pone la ley y las propias audiencias, es sinónimo de democracia y libertad. Lo es incluso más que los propios procesos electorales. No olvidemos en que Cuba y Venezuela hay elecciones a cada rato, pese a ser unas dictaduras impresentables. Mucho cuidado con las propuestas de la candidata Mendoza, quien parece que está promoviendo cualquier cosa antes que una izquierda seria, plural y moderna.