En los últimos días, los peruanos hemos notado señales preocupantes que hacen ver que al oficialismo le falta orientación y una definición clara de lo que busca y hacia dónde quiere ir en los próximos cuatro años que le quedan en el poder. Parece estar entrampado en sus palos de ciego y en posturas personales que en nada contribuyen a apuntalar una administración débil que ojalá no nos haga perder cinco años más, tal como sucedió con el gobierno de Ollanta Humala.

Ha sido lamentable ver a la segunda vicepresidenta Mercedes Aráoz diciendo en Correo que no necesitan pactos ni alianzas con el fujimorismo, para luego salir a afirmar todo lo contrario. Luego tenemos al ministro de Economía y Finanzas, Alfredo Thorne, tratando de poner paños fríos en medio de su complicada situación, para que luego salga el legislador oficialista Guido Lombardi a hablar de cierre del Congreso y a decirles “ganapanes” a los de la oposición.

El propio presidente Kuczynski no es claro en sus apreciaciones políticas ni sobre lo que hará con respecto a esa “papa caliente” llamada Alberto Fujimori. Un día dice, al igual que sus voceros, que las interpelaciones a los ministros son parte de la democracia, pero luego llega a Europa y denuncia “saña”. De otro lado, el jefe de Estado señala que no se indultará al exmandatario, pero a los pocos días vuelve a decir que el caso viene siendo evaluado. ¡Total! Y solo son algunos ejemplos.

El presidente Kuczynski tiene un mandato constitucional hasta el mediodía del 28 de julio de 2021 y por eso debe crear, como líder que es gracias al voto popular, las condiciones para gobernar por el bien del país. Un buen primer paso debería ser, por ejemplo, reunirse con su bancada y sus voceros para definir rumbos y unificar criterios políticos, a fin de no estar dando esa sensación de que acá nadie manda y que cada quien se va por su lado.

Un gobierno que está prácticamente de entrada no puede dar la sensación de que se encuentra al final de su mandato, sin norte, sin motivación, con zancadillas internas porque ya nada importa, como cuando todos quieren que por fin llegue 28 de julio para apagar la luz e irse. El presidente Kuczynski debe asumir un liderazgo político y quizá dar unos buenos golpes de mano sobre la mesa delante de su equipo, como poniendo orden. Eso caería bien al régimen y, sobre todo, al país.