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Esta semana presenté mi segundo libro en solitario titulado El mito de las cuerdas separadas (Unión Editorial, Madrid: 2016), que para la edición peruana contó con el valiosísimo soporte de la Universidad Continental, y cuyo prólogo tuvo la generosidad de escribir Hernando de Soto.

Si bien mi idea inicial era describir las razones por las que la economía y la política constituían dos elementos constitutivos e indesligables de la tarea de gobernar, el libro me fue conduciendo hacia un tema mucho más profundo: la gobernabilidad. Fue así que terminó siendo un libro que desarrolló una idea central, entre otras muchas: el resguardo de la gobernabilidad requiere -en todo tiempo y lugar y en especial en países poco desarrollados- tomar en cuenta que cada decisión política debe medirse por su impacto económico también, así como que cada decisión sobre economía debe sopesarse en función de su viabilidad política. Por tanto, no hay análisis político completo si prescinde de la mirada económica, como no hay análisis económico integral que desconozca la arista política. Ni hay “buena” política o “buena” economía si se entiende cada una como un discurrir por cuerdas separadas.

Esta idea central es presentada aquí brevemente sintetizada, por supuesto. Pero las más de cuatrocientas páginas del libro desarrollan esta idea, desde múltiples aristas, que empiezan por una reflexión sobre lo que deberíamos entender por ciencia económica hasta la discusión sobre los tipos de regímenes políticos que mejor calzan según el estadio de desarrollo económico de los países o los condicionantes culturales de tal desarrollo, pasando por un análisis de la polémica sobre el rol del Estado en la economía y otros ítems.

El libro no pretende dar lecciones, aunque lo dedico a quienes gobiernan o pretenderán hacerlo. Simplemente aspiro a que incite discusión y provocación intelectual. En todo caso, ya publicado, “El mito” ha quedado al descubierto de la crítica y no me pertenece más.

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