El inefable Favre, tras el milagroso triunfo de la campaña contra la revocatoria de Susana Villarán, dijo en diversas entrevistas que nunca gana el mensaje negativo, con relación a las imágenes de terror que lanzaban contra la entonces alcaldesa de Lima, aún siendo certeras. ¿Qué está pasando con esta segunda vuelta entre Pedro Castillo y Keiko Fujimori? Casi lo mismo.

Decirle terrorista al candidato de Perú Libre para bajarle el crédito político es dispararle con pistola de agua. Sacar sus trapos sucios, y de sus electos congresistas, tal vez haya quedado como un hecho anecdótico mientras se asomaba como uno más de la muchedumbre. Hoy ya ni sirven porque esta campaña ha generado una ceguera como medida de protección.

La candidata de Fuerza Popular no es una perita en dulce, no transmite confianza, y actúa como jefa de barra azuzando a sus bárbaros para transmitir terror contra su rival. Que seremos como Venezuela, que Sendero tomará el poder, que el modelo económico, la Constitución, etc. ¿Y para cuándo resalta su plan de gobierno sobre el de su contrincante?

La gran cantidad de indecisos que le quedan a esta segunda vuelta no sentirá más terror del que percibe ahora, sin más remedio que elegir entre dos personas que no son de su agrado. Pero, esperan mucho más que meterle gasolina al incendio. ¿Acaso ya no es una lucha de propuestas? ¿Estamos eligiendo al menos malo resaltando lo que ya sabemos?

Si el modelo económico es tan generoso -como creo que es-, deberían explicarle a la población sobre cómo le han dado uso al erario y qué tanto genera empleo. Si la pobreza se redujo en las últimas dos décadas -como también es cierto-, sería agradable conocer estas historias. ¿Qué nos podría hacer más grandes como país? ¿Dividimos o proponemos?