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Donald Trump, el 45° presidente de Estados Unidos, ha lanzado ayer su candidatura a la reelección. No debería sorprendernos. Desde que ganó las elecciones -martes 8 de noviembre del 2016- por una diferencia de 134 mil votos sobre la demócrata Hillary Clinton, era previsible que Trump decidiera presentarse para un segundo mandato. Precisamente en Orlando, norte del estado de Florida, el presidente neoyorquino lo ha confirmarlo. No ha sido allí por casualidad o por capricho. No. En Florida, donde se ha calculado por censo que votarán para el 2020 alrededor de 13 millones de ciudadanos, Trump logró su victoria sobre la exsecretaria de Estado. En general, Florida es considerada una suerte de Estado péndulo (swing) en el país porque en el pasado ha decidido procesos electorales para ocupar la Casa Blanca. Trump, guste o no, tiene muchas adhesiones, pero también animadversiones. Bajo el manto de su política del proteccionismo, ha recuperado espacios económicos en EE.UU., reactivando al país financieramente y sobre todo mejorando los ingresos para los gringos pobres y sin títulos que decidieron votar a ciegas por su discurso directo y pragmático, que en buena cuenta ha revitalizado el nacionalismo que estaban buscando de la mano del denominado Destino Manifiesto, la receta histórica que ha sostenido la idiosincrasia de los estadounidenses desde que se hicieron nación independiente el 4 de julio de 1776 y que, además, sostiene y fundamenta, según los propios mentores de su desarrollo, por qué razón EE.UU. estaba llamado a constituirse y mantenerse como el país más poderoso del planeta. En mi libro El fenómeno Donald Trump, editado y publicado por Correo (2017), había adelantado que el perfil de Trump siempre lo había llevado a vivir de los retos. Siendo un inconforme por definición con todo lo que lo rodea, y siempre queriendo aparecer como el centro de todo, era difícil imaginarlo resignado a gobernar solamente 4 años para luego retirarse a sus cuarteles de invierno o volver a sus negocios. El frente externo será su fuerte en la campaña, así que seguirá con los temas que le han dado más rédito político: Cuba, Venezuela, Irán, Corea del Norte, migración, terrorismo, etc. Veremos.