El 24 de octubre último, un grupo de delincuentes asaltó una agencia bancaria en la avenida Alfredo Mendiola, en San Martín de Porres, y el viernes se dio una situación idéntica en la avenida Venezuela, en el Cercado de Lima. Han sido dos atracos en tres semanas, lo que muestra que este tipo de delito que había sido extinguido a inicios del siglo, ha vuelto con fuerza como parte de la ola de violencia que nos golpea.
En ambos casos los hampones se llevaron poco dinero y no dejaron heridos. Sin embargo, estos atracos son una clarinada a las autoridades pues advierten que en las calles hay delincuentes de alto vuelo capaces de meterse a un banco donde hay vigilantes armados y cámaras de seguridad. Un ladrón de bancos no es un ratero de esquina cualquiera.
Si no se hace algo en el breve plazo, delitos como estos que hemos visto, van a volver con mayor frecuencia, lo que agravará aún la situación de la inseguridad en las calles que ya ha sido desbordada por asaltantes, sicarios, “marcas”, extorsionadores y también secuestradores.
Sean peruanos o extranjeros, los delincuentes dedicados a asaltar bancos tienen que ser puestos tras las rejas. No podemos estar como en los años 80, en que los atracos a las agencias eran situaciones muy frecuentes que después, gracias al trabajo coordinado de la Policía y de la Asociación de Bancos, lograron ser erradicadas.
Que los tiempos de paz no sean solo un recuerdo.