Las muertes de los jóvenes Inti Sotelo Camargo y Bryan Pintado Sánchez durante la marcha del sábado último para exigir la salida de Manuel Merino de la Presidencia de la República, no pueden quedar impunes por más que las autoridades a cargo en ese momento hayan puesto sus cargos a disposición.

Es evidente que la marcha que empezó de forma pacífica en diferentes zonas de Lima, se tornó violenta en el centro de la ciudad, con el uso de la fuerza por parte de la Policía Nacional. Más tarde vinieron las muertes de ambos manifestantes, la cuales jamás debieron darse.

El país está de duelo y las investigaciones a cargo del Ministerio Público tienen que establecer responsabilidades penales. Eso sucedería en cualquier democracia. Dos muertes por disparos no pueden quedar en el olvido por más que haya un nuevo gobierno y la atención del país pasará, en los próximos días, a otros asuntos.

Al momento del cierre de este texto, se mantenía la alerta por el desconocimiento del paradero de algunos jóvenes que participaron en la movilización del sábado último. Habían pasado varias horas y la incertidumbre se mantenía. ¿Quién nos da una explicación a respecto?