El presidente Martín Vizcarra ha decidido disolver el Congreso asumiendo –sí, asumiendo– que en horas de la mañana el Poder Legislativo, en uso de sus facultades y como legítimo dueño de sus plazos y decisiones, rechazó la cuestión de confianza que el premier Salvador del Solar planteó a primera hora para modificar los criterios de elección de los miembros del Tribunal Constitucional pese a existir ya un proceso en curso.
Sin embargo, mientras el jefe de Estado anunciaba al país su decisión desde Palacio de Gobierno, el pleno del Congreso estaba aprobando la cuestión de confianza y daba luz verde a la propuesta del Poder Ejecutivo de modificar el proceso de elección de los miembros del TC. No fue en la mañana, como quiso el presidente Vizcarra, pero fue en la tarde. ¿Merecía esto la disolución del Poder Legislativo? Creo que no.
Inmediatamente, el Congreso, reunido en su sede de siempre, ejecutó la suspensión temporal del Mandatario y hoy en la práctica tenemos a dos presidentes. Nos encontramos en un limbo constitucional muy grave para el Perú. Al cierre de esta edición, ningún constitucionalista se ponía de acuerdo sobre quién tiene acá la razón y quién ha pateado la Carta Magna. Sin duda es un día nefasto en nuestra historia.
De prosperar la propuesta del Congreso de vacar al presidente Vizcarra, este saldría del cargo a afrontar procesos penales y la vicepresidenta Mercedes Aráoz se pondría al frente de las riendas del país. Así estamos en el Perú, mientras algunos políticos irresponsables celebran en las calles con saltitos y coreografías como si hubiesen alcanzado un gran logro. No se dan cuenta de la situación en que nos encontramos.
Ayer ha sido un día negro para el Perú. El presidente Vizcarra ha anunciado la disolución del Congreso, en la práctica, solo porque su propuesta relacionada con la elección de miembros del TC se aprobó en la tarde y no en la mañana, como él y sus ministros querían. Y mientras tanto, ¿dónde quedan las reformas promovidas por el Mandatario? ¿Qué pasa con el adelanto de elecciones? ¿Qué ocurre con la violencia callejera? ¿Con la anemia? ¿Quién resuelve esto? Tres años perdidos.