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Luego de las últimas elecciones, varios partidos políticos han entrado en una especie de profilaxis natural buscando recomponerse y así encarar con mejores perspectivas los futuros procesos de votación popular.

Entre las agrupaciones que están obligadas a una renovación desde sus bases se encuentra Solidaridad Nacional, la tienda del actual alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio, que a última hora retiró a su candidato presidencial Nano Guerra García para preservar su inscripción ante el Jurado Nacional de Elecciones.

Ocurre que el sol de Solidaridad viene sufriendo un eclipse total y ha empezado una diáspora, un éxodo de sus afiliados, bajo el conocido alegato de “razones estrictamente personales”.

Lo cierto es que Castañeda, con su regreso a la comuna capitalina, se dejó estar y permitió un cruce de liderazgos y apetitos particulares que terminaron por mellar la estructura de SN.

Se acaba de ir de sus filas la excongresista Esther Capuñay, quien ostentó una vicepresidencia en el Congreso durante el quinquenio pasado, y antes lo hicieron José Luna y los alcaldes del Rímac y Los Olivos, Enrique Peramás y Miguel Saldaña, respectivamente.

Además del descontento funcional al interior de Solidaridad Nacional, a estas alturas ya empiezan a aflorar también los cálculos políticos, habida cuenta de que se vienen otros procesos locales y regionales, y el propio burgomaestre de Lima pretendería ir a la reelección (si es que el Congreso revisa la ley que lo prohíbe).

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