A través de la historia, el ius imperium estatal o poder de Estado ha sido draconiano con los extranjeros -solo basta mirar cómo Roma trataba a los foráneos que llegaban al epicentro del poder del mundo antiguo- y parece que la historia se repite. En efecto, cuando el presidente Donald Trump anuncia que el denominado programa Acción Diferida para los llegados en la Infancia (DACA) acabará, lo que está haciendo es nuevamente encender el estado de incertidumbre para los cerca de 800 mil jóvenes y adolescentes que llegaron a EE.UU., en la mayoría de los casos con sus padres, en la condición de ilegales como ellos y se han mantenido en ese calidad en el país de las oportunidades El expresidente Barack Obama activó este programa en 2012 y a pesar de que el propio Trump prometió atenderlo para darle una salida que no impactase negativamente, con el anuncio de ayer lo que está haciendo es resolver la muerte lenta de los derechos que fueron ganando los jóvenes migrantes por el referido DACA. 

A Trump parece no importarle que la medida es impopular y lo cierto es que, retornando el estrés a los jóvenes y sus familias, está truncando los proyectos personales y familiares de muchos jóvenes, con el agravante de que sus familias quedarán fracturadas y escindidas por una política absurda e inconsistente. Los peruanos en esa condición son más de 9 mil y en la práctica podrían ser deportados en caso de prosperar su aprobación en el Congreso estadounidense. Insólito, pero creíble.