Después del agrio y poco productivo primer debate presidencial en los EE.UU., los dos candidatos, el actual mandatario, Donald Trump (Partido Republicano), y el exvicepresidente, Joe Biden (Demócrata), deberán darle un giro sustantivo a sus intervenciones, pues la máxima de los candidatos debe ser ganar adhesiones y no espantarlas.

Trump creyó que interrumpiendo a cada momento la participación de su rival, iba a lograr ser efectivo, y ha errado completamente. Lo más grave para sus pretensiones es que investido del gesto de presidente gruñón, no ha conseguido recuperarse de la incómoda y desventajosa situación en que se encuentra mirando las encuestas, que por cierto, al final del debate, lo dan por perdedor en el encuentro en Cleveland, Ohio.

Trump pensó que la conocida falta de reacciones de Biden y su parsimonia intrínseca, que a cualquiera podría desesperar, serían el marco idóneo para doblegarlo en un contexto de debate televisivo, que por lo demás, conoce muy bien. Ha tropezado estrepitosamente.

Biden, lejos de lo que muchos creíamos tuvo una mejor performance. Desde el comienzo del encuentro verbal, ignoró a Trump y mantuvo esta práctica en gran parte del debate, respondiendo pocas peces en forma letal con epitafios como “¡Cállese!”.

El objetivo de Biden estuvo concentrado en los millones de televidentes, a los que mirando por el monitor permanentemente, logró cautivar, incorporándolos al debate. Una estrategia sumamente efectiva del candidato al considerar al ciudadano como parte fundamental de un encuentro sobre los grandes problemas nacionales.

Para el segundo compromiso, que será en la ciudad de Miami, Florida, el próximo 15 de octubre, Trump y Biden deberán esforzarse muchísimo y hasta proyectarse como iluminados estadistas. Aunque será intenso e inevitable que vuelva el fuego cruzado, están obligados a desarrollar contenidos sobre los temas más sensibles para el país como la pandemia, la desocupación laboral, el racismo, los programas sociales, migraciones, etc. A 33 días de las elecciones, y con dos debates en ciernes, lo único cierto es que aún nada está dicho.