GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

El ataque suicida de ayer en la ciudad de Manbij, en el norte de Siria, que ha ocasionado la muerte de cerca de 19 personas, entre ellas 4 estadounidenses, dos por lo menos militares, debe estar removiendo la toma de decisiones en la Casa Blanca, luego del anuncio del presidente Donald Trump en días pasados sobre que había concluido la presencia militar estadounidense en Siria, el país más violentado por el terrorismo del extremismo islámico del Medio Oriente en los últimos años, y, en consecuencia, con toque de retirada volver al país las tropas de la nación más poderosa de la Tierra. El argumento de Trump era que la coalición liderada precisamente por Washington había logrado derrotar al Estado Islámico (EI), que desde que apareció en el tablero conflictual del Medio Oriente en 2013 causó terror en el objetivo de formar un califato. El atentado ha sido cometido por una sola persona, con lo cual queda demostrado que siempre será extraordinariamente difícil para cualquier fuerza especial o de inteligencia neutralizar los ataques individuales. Siéndolo, no creo que se trate de un “lobo solitario”, es decir, aquellos que actúan solos y sin mantener conexión con las estructuras básicas del grupo terrorista, como se ha visto en Europa. En este caso, aunque se trata de una acción individual, todo parece indicar que estamos frente a un ataque directamente preparado y ordenado por el EI. En cualquiera de los dos casos, ya sabíamos que el EI iba a asumir la autoría del ataque porque para ellos será importante que se los vea vigentes, por más que Washington siga diciendo que han sido derrotados completamente. Los capos del Pentágono deben estar diciéndole en la oreja al presidente Trump que medite con pausa la decisión del retiro de las tropas para sopesar qué es lo más conveniente para los EE.UU. Desde esta columna siempre hemos dicho que la retirada de soldados no lo es, aunque le guste a Rusia o a Turquía. Sin la presencia disuasiva de EE.UU. en una región conflictual por regla, los actos violentos y anarquizantes serán cada vez mayores. Los Estados cumplen roles en el sistema internacional y EE.UU. sabe muy bien cuál es el suyo.