El video que muestra de manera inobjetable cómo un policía blanco dispara repetidamente a un ciudadano negro en Kenosha (Wisconsin) en una rarísima práctica policiaca para detenerlo o reducirlo, debemos verlo mucho más allá del acto, por cierto ya reprobable, que nadie cuerdamente podría justificar.

En muchas ocasiones hemos referido que para mantener el poder o para conseguirlo, los hombres han hecho muchas cosas monstruosas o éstas se han elaborado a partir de situaciones que han encajado perfectamente en los objetivos políticos que se persiguen.

La manera como un policía decide reducir a Jacob Blacke, entonces, no debe mirarse solamente desde el problema del racismo en sí mismo en la sociedad estadounidense que es histórico, estructural y sin solución a la vista, sino, además, desde el inevitable aprovechamiento del caso, en el marco de la campaña política que se va volviendo cada vez más intensa, mirando a las elecciones del próximo 3 de noviembre.

De un lado, Joe Biden, el candidato demócrata a la presidencia de los EE.UU., que decidió que una mujer negra lo acompañe como su vicepresidenta, buscará aprovechar al máximo el desgraciado suceso y seguramente vamos a ver en las próximas horas a Biden o a Kamala Harris, condenando la acción policial, y con ello, cosechando más adhesiones de la población negra que llega a los 40 millones de habitantes en el país.

De otro lado, el presidente Trump, buscará volverse a presentar como el jefe de Estado del orden y del control social, es decir, el gran sheriff, sobre todo en una época en que los desmanes se han convertido en una regla en diversas partes de los EE.UU., creando la idea de una falta de autoridad nacional.

Los sucesos del pasado mes de junio en que fue asesinado George Floyd, en Minneapolis, desató una ola de protestas en todo el país, nunca antes vista, creando la idea de una nación con enormes forados en su estructura de gobernanza intraestatal.

La campaña electoral, por tanto, lejos de hacerse de la vista gorda con estos sucesos reprobables, le va a sacar el mejor partido conforme las estrategias y aspiraciones de los dos candidatos.