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A lo largo de nuestra historia hemos tenido gobernantes (en sus diferentes niveles), que por sus egos ejecutaron obras que al final no beneficiaron al pueblo y, con el paso del tiempo, quedaron como “elefantes blancos” y no cumplieron el objetivo previsto.

Prueba de ello es la construcción de canales de regadío cuando no se aseguró la dotación de agua, se hicieron carreteras sin planificación o canchas deportivas, escuelas, postas de salud u otras en zonas de alto riesgo.

En el distrito de Majes-El Pedregal, en Arequipa, que está próximo a tener una población superior a los 60 mil habitantes, existe una serie de obras que se ejecutaron en los últimos 15 años sin la planificación y coordinación con quienes se beneficiarían.

Hace 10 años atrás se construyeron seis centros de salud y al momento no funcionan. Es decir, son “elefantes blancos” y, por falta de gestión y coordinación para ser inscritas como propiedad a nombre del Ministerio de Salud, están cerrados.

Lo lamentable es que, durante este tiempo, dichos establecimientos están abandonados y se deterioran poco a poco.

Uno que otro centro fue prestado para que funcione como juzgado, morgue o comisaría improvisada, pero siguen inoperativos. Es una completa negligencia que cometieron las autoridades, que invirtieron recursos públicos sin la debida planificación y lo más triste es que nadie es responsable.

Así es como pasan las cosas y, por ello, es necesario tener mayor control en los proyectos que se piensan ejecutar en el futuro y esperamos que no se haga por simple capricho de un alcalde, gobernador o autoridad popular.

El país requiere de obras, pero bien hechas. Basta del despilfarro.