El absurdo es ley
El absurdo es ley

Esta semana se da curso en el pleno del Congreso al informe de la Megacomisión. El solo nombre de la misma ya es discriminatorio e inconstitucional, pues mientras a todo el mundo se le investiga a través de comisiones, la que lo hace a Alan García merece el apelativo de "mega", por la enormidad de recursos que le han asignado y por la carta blanca que tuvieron para meter cuanto tema se les ocurriera investigar.

Sin embargo, el mismísimo ponente de los informes, el congresista Sergio Tejada, sabedor de que han sido anulados por el Poder Judicial, se apersonó al mismo para pedir que se los validen, pues no comulga con la tesis de que dicho informe es sistemático en violar derechos humanos fundamentales, relativos a todo proceso de investigación por parte de los órganos estatales.

No obstante, el mismo Tejada va a pedir que sus colegas aprueben el informe sin esperar el pronunciamiento judicial, con lo cual simplemente relieva que le importa poco lo que este diga y por lo tanto vuelve inexplicable que tanto él como el procurador del Congreso hayan recurrido al Poder Judicial.

Más incomprensible será para la opinión pública que el referido informe se convierta en un simple papel mojado, pues está plagado de acusaciones constitucionales por infracción, cuando ya es norma básica que estas infracciones tienen que estar previa-mente tipificadas en una ley. No pueden inventarse a posteriori. Por ejemplo, promul-gar la Ley 28870, aprobada por el Congreso por unanimidad, es para tres de los siete congresistas del grupo una infracción que merece inhabilitación. ¿Qué hacemos con las otras 30 mil leyes promulgadas por los presidentes del Perú? Si promulgar una ley del Congreso es infracción, entonces no hay acto lícito alguno en la administración pública. Bastará ser nombrado en un puesto y que lo ejerza un solo minuto, para que cometa la infracción. Ni a Cantinflas se le hubiese ocurrido un brulote como ese. Y de esos... decenas de ejemplos.