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El Adviento, del latín “ad-venio” que significa “venir, llegar”, es el tiempo de la preparación de la Navidad, que es la fiesta para todos los cristianos –católicos, protestantes, ortodoxos, coptos, etc.,- que recuerda el nacimiento del Mesías en Belén. Va desde el domingo más cercano al 30 de noviembre gregoriano, Día de la Fiesta de San Andrés, el apóstol de Jesús que le presentó a Simón Pedro, su hermano, desde los tiempos de la Iglesia primitiva, y hasta en sus mejores épocas significó un periodo lleno de influencia sobre el poder estatal durante la Alta Edad Media. Se había descubierto en el Adviento la oportunidad para definir y decidir asuntos que tenían que ver con los dominios y las guerras. Delimitado por cuatro semanas –comienza hoy domingo 1 de diciembre y va hasta el próximo martes 24-, en el pasado fue aprovechado por los monarcas para las negociaciones para la paz. El derecho de la guerra –el antecedente doctrinario de lo que hoy se conoce como el derecho de los conflictos armados internacionales o no internacionales- destaca que los actos bélicos que afectaron a la sociedad internacional –la Guerra de los Treinta Años fue un ejemplo inobjetable de ello- fueron atenuados por las treguas -suspensión temporal del combate-, debido a la gravitación político-religiosa del Adviento, bajo pena de los temidísimos castigos del infierno o prohibición de ingreso en el Reino de Dios, que los cruzados cuidaron pulcramente por el respeto de este tiempo anterior a la Natividad. La extensión de la tregua por el Adviento llegó pronto a la Navidad -con las primeras regulaciones desde el derecho internacional- que, con los años, terminó focalizando a las treguas por la relevancia de su menor duración y el sentido escatológico de salvación que la fecha suponía para toda la cristiandad, promoviendo la idea para los pueblos de que la paz estaba cerca. Mirando la coyuntura regional, aunque las protestas continúan en Chile y Colombia, principalmente, convendría que los alzados tuvieran un mínimum de respeto por el Adviento, pero todo parece que no les importa, hallándose sórdidamente decididos en conseguir por cansancio la caída de los gobiernos democráticos en esos países.