La señora Nadine Heredia pretende liderar, desde el Twitter, la movilización contra Keiko Fujimori. Usa los argumentos de los colectivos que, en estos días, marchan contra el fujimorismo. El problema es que la señora Heredia tiene asuntos fiscales que le respiran en la nuca. De ahí su aparente compulsión por airear el archivo fujimorista. La señora Heredia busca que los malos vientos resoplen en Keiko Fujimori y no en ella.

El antifujimorismo es la mejor estrategia de defensa y ataque para la señora Heredia. No por algo la llevó a Palacio, junto a su esposo, el 2011. Las agendas, y los cuatro delitos que de ellas se desprenden, pasarán a un segundo plano por la consabida película de la mafia fujimontesinista. El caso “Lava Jato”, o sea, millones de dinero sucio que, según la Policía brasileña, recibió su esposo -y ella administró- pasarán piola por la violencia y la zozobra que caen sobre los mítines fujimoristas.

Visto así este bosque, la ola antifujimorista repudia la corrupción de los noventa; pero disimula, con cierta complicidad, la corrupción humalista. Cabe preguntarse si muchos jóvenes son utilizados, en bien del pellejo de la señora Heredia. Los que hicieron Presidente a Humala han vuelto con la cara lavada.

Para evitar el cadalso, la señora Heredia está dispuesta a cargarse el país. Si han tanteado postergar la elección, lo que le queda es la desestabilización. Marchas que alarguen la impunidad que no llegó a negociar con Julio Guzmán. Para la democracia sería horrible: agudizar las contradicciones y no reconocer los resultados, más aún si dan como ganadora a Fujimori.