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El reciente resultado en Italia por el cual el primer ministro Matteo Renzi acaba de terminar renunciado al cargo se debe a que una mayoría de sufragantes decidiera votar en contra de realizar el cambio en el número de senadores del Parlamento. Queda claro el auge vertiginoso que cobra la voluntad de las mayorías en los últimos tiempos en diversas partes del mundo, y voy a explicarlo. Este domingo votó el 70% de italianos a lo largo y ancho de la península de un total de 51 millones de ciudadanos aptos para votar. No es poco para un país donde normalmente las cuotas de participación ciudadana suelen ser menores. En el proceso de referéndum en el Reino Unido del pasado 23 de junio, la voluntad popular que se impuso por el NO -51% frente al 49% del SÍ- dislocó a gran parte de las encuestadoras en ese país, que contrariamente sostenían el triunfo del SÍ, y llevó al entonces primer ministro David Cameron, defensor hasta el final del SÍ que pregonaba permanecer en la Unión Europea, a dar un paso al costado. Cuatro meses después, el 2 de octubre, tocó a los colombianos pronunciarse por un plebiscito sobre la aprobación al acuerdo con las FARC, que, como sabemos, fuera rechazado por el triunfo del NO, más allá de la reciente aprobación de un nuevo texto pero esta vez por supuesto que no por la vía de la consulta ciudadana. Finalmente, la elección del nuevo presidente de EE.UU., en la que ganó Trump frente a todos los pronósticos en ese país, donde ni siquiera el presidente electo existía en el imaginario de los estadounidenses. No es en rigor que las encuestas fallen porque sean malas. No. Lo que pasa es que no han sabido medir, en las preguntas que formulan, la fuerza de la reacción social insospechada y que en esencia es distinto uno de otro. El número de participación en los procesos de consulta popular se ha incrementado y quiebra la tesis de que a la gente ya no le interesa lo que pase en su país. Es todo lo opuesto. Con el empoderamiento de la consulta popular, cobran vida también los populismos, y eso sí hay que frenarlo.