GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Los incendios forestales que hoy se multiplican en los bosques del Perú se deben a que la temporada de lluvias se demora sobre toda la Cordillera de los Andes.

Ya sea que la sequía se deba al Fenómeno del Niño o al cambio climático global, la sequedad de los bosques y del suelo es la consecuencia de la pérdida del control del ciclo del agua de los Andes.

La respuesta está en las comunidades andinas, en la técnica de “sembrar agua”, como le llaman los comuneros. Un reservorio natural de 10 mil millones de metros cúbicos de agua dentro de los Andes mantendría la humedad del suelo durante la sequía, reduciendo el peligro de incendios.

No obstante, la chispa de los incendios está en la práctica de quemar el rastrojo luego de la cosecha. Supuestamente, se hace para abonar el suelo o en la falsa creencia de que el humo hace llover. Esa práctica debe ser erradicada por el peligro de provocar incendios.

El único modo eficaz de hacerlo es poner la erradicación de esta práctica en el interés de los comuneros y agricultores. Operar con el mercado, no contra el mercado. La pregunta es cómo, entonces, ponemos el interés de los comuneros y agricultores a trabajar a favor de los bosques y no contra ellos.

En la selva alta de la Amazonía peruana puede sembrarse entre ochocientos y mil pinos por hectárea con una inversión de apenas 5 mil soles por hectárea. En ocho años, de esa hectárea se obtendría 2 mil soles por árbol. Ochocientos árboles darían un ingreso bruto de más de un millón y medio de soles allí donde la inversión ha sido de cinco mil.

En la sierra altoandina, la rentabilidad de la reforestación no es muy distinta. Aunque el número de árboles por hectárea es algo menor y la inversión para sembrar agua algo mayor, se invierte aquí no solo en madera, sino en agua dentro de los Andes para la sierra y la costa.

Sin agua, el Perú tendrá un techo en su potencial de crecimiento. La reforestación, entonces, no es solo una de las inversiones más rentables que puede haber en el Perú, es una inversión estratégica. Y también una de las más seguras.

Los bosques del Perú bien podrían ser una inversión segura de largo plazo para los fondos de pensiones previsionales. Y se podría alcanzar con esas pensiones, por fin, también a los comuneros y agricultores.

Invirtiendo el Perú en reforestación, las comunidades andinas y amazónicas pondrían de su lado el interés en la protección y el cuidado de los bosques -la mayor parte en tierras comunales-. Así, los bosques crecerían, convirtiéndose ante sus ojos en el seguro de su vejez.

Entonces se detendrán los incendios forestales.

Los fondos de pensiones podrán invertir en papeles con el respaldo de los bosques si las empresas hacen de las comunidades de su entorno, y de la periferia de su entorno, sus socias en la inversión en agua, en bosque y en futuro para todos.