El desempeño de la economía peruana durante el 2019 ha sido mediocre y los datos lo respaldan. Según el INEI, el PBI del 2019 creció solo 2.1%, respecto al año anterior, la tasa más baja en los últimos 10 años.

El bajo crecimiento se traduce en diversos indicadores, como el indicador de pobreza y la creación de empleo; por ejemplo, según la misma fuente, el empleo en el último trimestre, creció solo 2%. Solo en Lima Metropolitana existen 341 mil peruanos buscan empleo activamente, sin incluir a los hermanos migrantes.

La inversión pública fue otro de los elementos decepcionantes en nuestra economía. De acuerdo al INEI, el avance físico de obras públicas (inversión pública) en diciembre del 2019 fue menor en todos los niveles de gobierno (Nacional -25,5%, Local -16,8% y Regional -12%) respecto al mismo mes del año anterior.

Todos estos indicadores impactan directamente a la actividad productiva y comercial de los millones de micros y pequeñas empresas, sector que representamos el 99.4% del total de unidades económicas registradas y que genera más de 9 millones de empleos.

El sector presenta graves problemas de productividad y crecimiento, el día a dia agobia a las micro y pequeñas empresas que buscan crecer en un entorno complejo.

Toda esta situación, parece no ser conocida por el Ejecutivo, ya que recientemente anunciaron que, de todas maneras, se tomó la decisión política de incrementar el sueldo mínimo. Esto a pesar que diversos estudios y varios analistas, encuentran que dicho aumento en el Perú tiene un efecto contrario a la creación de empleo formal y a la economía en general.

Las MYPES formales no tenemos los ingresos necesarios para incrementar el sueldo a nuestros trabajadores, esa es la realidad del 99% de las empresas en el Perú.

Estamos en una compleja situación de recesión económica, con el anuncio del Ejecutivo, tendremos que decidir si cerramos nuestras empresas o nos volcamos a la informalidad. Este es el peor incentivo para promover la formalidad en un sector tan importante para la dinamización de nuestra economía.

Necesitamos que el Gobierno respete la institucionalidad del país y convoque a los gremios MYPE representativos y conozca la situación del sector. Es momento de definir un Plan de Reactivación de Emergencia, basado en incrementos de productividad para generar sostenibilidad a las micro y pequeñas empresas, el mismo debe incluir el acceso a la tecnología, mecanismos de acceso a financiamiento con tasas competitivas, y, sobre todo, reestructurar los programas actuales de compras, identificando y señalando a los malos elementos que no contribuyen a la lucha contra la corrupción.

En conclusión, necesitamos un Estado aliado para el crecimiento de las MYPES. Pedimos al Ejecutivo que nos escuche y promueva el desarrollo de las MYPES.