La lamentable y absurda muerte del soldado EP Ronald Mamani Ajajahui (19) en manos de un chofer de la Sunat que lo atropelló al intentar escapar en Puno de un control militar, debe llevar a que los peruanos actuemos con responsabilidad. El sacrificio de este joven que soñaba con ser policía, debe ser visto como el símbolo del esfuerzo de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional en estos días de crisis.

La provincia de El Collao-Ilave lo ha declarado héroe local. Con esos mismos ojos todos los peruanos deberíamos ver el sacrificio de quien murió atropellado por un conductor que hoy, desde un calabozo, personifica a esos irresponsables que en todos los rincones el país se niegan a acatar la inmovilidad social destinada a impedir la expansión de la pandemia.

Es de esperarse que más adelante, cuando todo esto pase, no solo recordemos a los fallecidos por el coronavirus, sino también al soldado Mamani Ajajahui. De igual forma, es de esperarse que ese Estado a veces indolente y malagradecido con sus mejores servidores, no deje de lado a la familia de este militar que debe recibir todo el respaldo que manda la ley, y quizá más.

Tiene que haber justicia en este caso. El conductor que mató al soldado sepultado ayer, tiene que asumir responsabilidad penal, mientras que a los deudos les cabe todo el respaldo de un país que estará por siempre agradecido con el trabajo de sus militares y policías en estos momentos duros para todos.