Irónico y hasta risible que una dictadura como la que impera en Venezuela desde hace más de dos décadas, que mata, roba, prohíbe la libertad de expresión e impide a los ciudadanos que accedan incluso a un rollo de papel higiénico y una barra de jabón, venga ahora a pedirles a Perú y Chile que salvaguarden los derechos humanos de los migrantes venezolanos varados en la frontera entre ambos países.

Este pedido que más parece una broma de mal gusto proviniendo de un régimen tiránico y asesino, ha sido formulado por el canciller del dictador Nicolás Maduro, Yván Gil Pinto, quien cree que la comunidad internacional es tonta como para creer que ese llamado es sincero.

Recordemos que si hay migrantes venezolanos dando pena en el Perú, en Colombia, en Chile y otros países, es porque han salido huyendo del descalabro político, económico, social y humanitario en que se ha convertido su antes rico país por culpa del régimen impuesto por Hugo Chávez y continuado por Maduro y personajes como Gil Pinto.

Si los derechos humanos han sido y son violados, los responsables no son los gobiernos de Lima, Santiago o Bogotá, sino el propio chavismo que ha obligado a millones de personas a huir hasta caminando, con la ropa que tenían puesta y sus hijos en brazos.

La tragedia humanitaria es responsabilidad de Venezuela, y algún día Maduro, Gil y compañía, tendrán que responder.