Desde el inicio de la pandemia, Correo informa y advierte sobre las carencias que se registran en los hospitales de todo el país y ahora debemos dar cuenta de un círculo de muerte: en varias regiones del Perú, conseguir atención médica está supeditado al fallecimiento de otra persona.

En Ayacucho, una muestra palpable de las carencias es que el gobernador regional, Carlos Rua, está infectado y fue trasladado a Lima debido a la falta de especialistas, mientras que en Huancavelica, el Hospital Covid-19 ya no puede recibir pacientes porque no hay camas.

En Huánuco hay camas, pero no espacio para colocarlas y por eso los pacientes son atendidos hasta en la capilla del hospital.

En Chimbote, pese a que denuncian carencia de personal de salud, un director decidió no renovar el contrato a 27 trabajadores (entre médicos, enfermeros y técnicos) dedicados a la lucha contra el virus.

En Arequipa la crisis sanitaria tiene tintes políticos. Allí los médicos han pedido la vacancia del gobernador Elmer Cáceres y lo responsabilizan de la crisis sanitaria en la región mientras los hospitales colapsan por falta de camas y oxígeno. Todo esto ocurre y los más afectados son los pacientes que esperan que algún enfermo mejore o muera para poder ser atendidos.