GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

De las pugnas entre el Ejecutivo y el Congreso han surgido otros desencuentros que no debemos dejar pasar. Porque si al presidente Martín Vizcarra se le exige mesura en su relación con el Legislativo, a los miembros de este último poder se les pide un comportamiento parecido en aras de un mejor funcionamiento institucional.

Si bien el Parlamento es un fuero de debate político puro y duro, donde las ásperas críticas contra rivales son parte del juego democrático, lo visto en los últimos días entre los miembros de Fuerza Popular y el titular del Congreso, Daniel Salaverry, no dista mucho de una relación tirante y revanchista, como la que tienen con el Ejecutivo.

Por un lado está Carlos Tubino, el vocero de FP, quien ha lanzado serios cuestionamientos contra el titular del Legislativo por, supuestamente, no defender la institucionalidad. Por el otro, la respuesta de Salaverry fue calificar a la cúpula de FP como “un lastre” para ese poder del Estado.

Así las cosas, ¿con qué ejemplo el Congreso le pide al Ejecutivo que modere su relación con dicha institución? Las consecuencias, indudablemente, perjudican a los ciudadanos, quienes ven postergados los debates a los problemas más urgentes por las pugnas internas.

Si algo los congresistas le deben a sus electores, es la oportunidad de mejorar la convivencia ciudadana. Contrario a esto es enfrascarse en disputas particulares. Si la lucha es por la conducción de la Mesa Directiva, entonces propongan una sana competencia política por encima de los insultos o las ideas estériles.

Después no anden buscando a otros culpables del descrédito del Congreso entre la población, cuando son sus propios miembros quienes prenden la mecha de la desconfianza.