Se equivoca la mayoría del Congreso en su intento de impedir que el presidente Kuczynski viaje en las próximas semanas a Nueva York y al Vaticano en visitas oficiales. Es verdad que la actual administración tiene muchas falencias y asuntos por criticar. Qué duda cabe. En Correo lo hemos dicho muchas veces, pero frustrar la salida del Mandatario parece una postura inadecuada y carente de sustento; además, afecta la imagen del Perú en el exterior.

El viaje a Nueva York tiene como fin participar en la próxima Asamblea General de la ONU, reunión a la que acuden todos los gobernantes del mundo. En el caso de la visita al Vaticano, el propósito es invitar formalmente al papa Francisco al Perú. Si bien ya se anunció de modo oficial la llegada del Obispo de Roma, es una formalidad que el presidente anfitrión acuda a la Santa Sede antes de recibir en su país a Su Santidad.

Es verdad que hay una huelga de maestros que ha sido muy mal manejada por el actual gobierno. Es verdad, también, que el país tiene serios problemas en varios sectores y que existe falta de liderazgo en la administración. Sin embargo, dejar en suspenso el viaje del jefe de Estado por motivos nada sólidos no tiene ningún sentido, si además se tiene en cuenta la importancia de las visitas a Nueva York y el Vaticano.

Es de esperarse que la oposición recapacite y dé luz verde al viaje, en lugar de adoptar posturas que además dañan la imagen internacional del Perú, pues pocas veces se ha visto que un Congreso impida la salida del país de un mandatario. El Legislativo está en su derecho de cumplir su rol fiscalizador y de control político, pero frustrar un viaje como el mencionado más parece un capricho que podría estallarle en la cara más adelante.