El eminente jurista boliviano y exministro de Estado, Reynaldo Peters Arzabe, que ha pasado a la historia del constitucionalismo iberoamericano contemporáneo, por relievar como nadie la trascendencia del recurso de habeas corpus, falleció ayer en La Paz, a los 72 años de edad.

Su extraordinario legado fue ecuménico y por esa razón el derecho constitucional mundial celebró sábado 18 de mayo de 2019, el 47 aniversario del histórico papel higiénico de la libertad que volvió a Peters emblemático.

Había pasado que en esa fecha pero de 1972, el laureado jurisconsulto altiplánico -tenía 24 años de edad-, se valió de un rollo de papel higiénico para redactar desde su celda -confinado por la dictadura de Hugo Banzer-, una demanda de habeas corpus que, finalmente, llegó a manos de la justicia que luego decidió su libertad.

Lo apoyaron los presos que fueron la cortina perfecta para que la gendarmería paceña no sospechara de las tareas de escribano de su propia libertad. Tiempo después, Reynaldo, como lo llamábamos sus amigos, reiteró que el homenaje al papel higiénico es para todos aquellos que coadyuvaron para que su notable pieza jurídica llegue a manos de los magistrados.

Hoy se ha convertido en uno de los más grandes símbolos de la libertad individual en el continente y en el mundo, y forma parte de la Memoria universal gracias a la UNESCO.

Perfectamente conservada y custodiada en un banco de España a la responsabilidad de la prestigiosa Unión Iberoamericana de Abogados, aquel papel higiénico de la libertad, fue el punto de partida para la consiguieran muchos presos políticos en Bolivia.

Su partida me produce profunda tristeza porque perdemos la profundidad de su versación jurídica pero sobre todo la grandeza de su persona. Lo había conocido durante una conferencia en la Universidad de Lima, más de una década atrás, y por su invitación llegué hasta La Paz en 2011 para exponer, a título personal, las razones por las que Bolivia debía demandar a Chile ante la Corte de La Haya. Como su familia y toda Bolivia, la histórica Federación Interamericana de Abogados y la activa Asociación “Juristas de Iberoamérica”, que lo tuvieron entre sus conspicuos miembros, están de duelo.