La muerte en Chiclayo del coronel PNP Pedro Pinto Díaz a causa de coronavirus, tras una dura batalla contra esta enfermedad, así como los casos de policías alcanzados por esta enfermedad, deberían llevar a los ciudadanos a valorar el trabajo de los efectivos que todos los días, junto a los militares, están en las calles tratando de impedir que la gente salga innecesariamente a las calles a exponerse.

Esos “vivazos” que tratan de burlar los controles para salir cuando no es necesario, deberían ponerse a pensar por en que a causa de conductas como estas es que la situación en nuestro país no logra ser controlada. Quizá podríamos estar peor, pero falta mucho para librarnos de esta pandemia que provoca estragos en el mundo entero, incluso donde hay sistemas de salud más sólidos que el peruano.

El sábado último, día en que falleció el coronel Pinto Díaz, contagiado en cumplimiento de sus funciones en la región Lambayeque, se vio de manera patética cómo muchísimas personas violaron el aislamiento dispuesto para evitar la expansión del coronavirus en nuestro país. Ese mismo día las cifras oficiales indicaban que hubo 12 nuevas muertes en apenas 24 horas.

Nuestros policías y militares están haciendo una gran labor pese a las limitaciones hasta en equipos de protección, y al agotamiento que sin duda deben de padecer al hacer servicios a un ritmo acelerado desde hace casi un mes. Están exponiendo sus vidas y no hay derecho a hacerles las cosas más complicadas. Cuidémonos y también cuidemos de ellos que, en el caso de la Policía Nacional, ni siquiera cuentan con un hospital a la altura de las exigencias.