En esta columna hemos señalado la importancia de tener sistemas educativos que formen personas saludables física y mentalmente, ciudadanos plenos, así como productivos, en un horizonte de desarrollo económico, sostenido y humano.
Pero, también apostamos por un currículo por competencias y áreas de estudio integradas. No obstante, hay algunas voces que aún piden que los aprendizajes se organicen y enseñen de manera tradicional. En el caso del estudio del Coronavirus (COVID 19) seguramente aspirarían que se estudie en la educación básica solo a través de las Ciencias naturales en primaria y de la Biología en secundaria.
El COVID-19, cuyo estudio e investigación corresponde, a las ciencias médicas tiene, sin duda, un conjunto de causas e impactos diversos que tienen que ver con varias esferas del conocimiento humano en un mundo complejo y diverso. Por eso, aparte de tratar esta pandemia en una sesión de tutoría (en un marco de contención emocional) es fundamental un tratamiento pedagógico, desde un enfoque metodológico interactivo (textos, videos, noticias testimonios,), creativo (originalidad, curiosidad y criticidad) y multidisciplinario (aprendizajes desde varias áreas cuticulares)
Por lo señalado, mediante “proyectos educativos” se debiera combinar con significatividad, sinergia y pertinencia: competencias, capacidades y desempeños educativos -en la medida de lo posible- integrando la mayor cantidad de áreas del currículo del grado. En inicial y primaria (Personal-Social, Ciencias y Tecnología, Matemática y Comunicación) y en secundaria (Ciencia y Tecnología, Ciencias Sociales, Matemática, Comunicación y Desarrollo Personal, Ciudadanía y Cívica). Por supuesto, teniendo en cuenta la gradualidad de los diferentes grupos etarios, las vivencias cercanas y los saberes previos de los estudiantes en sus respectivos entornos. Sería muy bueno que esta propuesta se pueda concretar en la estrategia” Aprendo en casa” del Minedu y en las “clases a distancia” de los colegios privados.