El destierro de Rosa Bartra

¿Cómo se sentirá la fujimorista Rosa Bartra al saber que el partido que defendió a muerte, Fuerza Popular, le ha dado una patada voladora para sacarla del ajedrez político? Novata en política, pensó que fajarse por su camiseta hasta perder la razón le iba a garantizar su continuidad. No, en nuestro país suele pasar lo contrario.

Hoy, del color naranja de Keiko Fujimori parece despintarse hacia el amarillo de Solidaridad Nacional, de Luis Castañeda Lossio. Tal vez, a Bartra le haya jugado una mala pasada aparecer en las encuestas como una lideresa fujimorista, restándole simpatías a la propia jefa del grupo que paga sus cuitas con una prisión preventiva.

Es cierto, cuando apenas tu sombra comienza a invadir a otras personas puede ser el inicio de tu destierro. En política pasa muy a menudo. Por eso, nadie le quita espacio a Keiko Fujimori, ni le restaban a Alan García, como a otros de menor rango, tipo César Acuña. Bartra, en su función de vocera fáctica, cometió ese error.

Veamos. No es que Bartra no haya cumplido su función. Otros exlegisladores como Marco Miyashiro, con un perfil menos notorio, van a repetir el plato por Fuerza Popular. Y tampoco hablamos de una renovación del partido. Martha Chávez no acaba de dejar el nido, es un ave con miles de horas de vuelo.

Varios le reconocen a Bartra esa capacidad de escudera implacable. Entonces, ¿qué ha pasado para que le paguen de esa manera? Hace un tiempo, un excongresista naranja me confesó que a la lideresa fujimorista no le gusta la sombra. Así, nadie podría atreverse a asumir liderazgos internos. Esa puede ser la explicación más cercana al destierro de la huamachuquina.

Queda como ejemplo, entonces, que Fuerza Popular no cree en lealtades ni forma liderazgos, sino, por el contrario, siembra el chip de la sumisión. ¿Acaso no es un mal de la mayoría de agrupaciones políticas peruanas? ¿El caudillismo no está más presente que antes? ¿Qué mensaje se le da a quienes quieren ingresar a la política?