Para hoy está previsto el diálogo entre el presidente Pedro Pablo Kuczynski y la lideresa de la oposición Keiko Fujimori en Palacio de Gobierno, donde abordarán cinco temas -dos de ellos propuestos por Fuerza Popular al momento de pedir esta aproximación y tres agregados por el Gobierno-, que ojalá ayuden a limar las asperezas que vienen desde la campaña de 2016 y que han enrarecido el ambiente en momentos en que son muchos los problemas que hay que afrontar.

En diciembre del año pasado, tras la censura al entonces ministro de Educación Jaime Saavedra, el Mandatario y la excandidata Fujimori se reunieron por primera vez a iniciativa del cardenal Juan Luis Cipriani. No obstante, más allá del gesto simbólico, las rivalidades siguieron en aumento. Recordemos que dos meses después, en febrero, estallaron las sospechas sobre el proyecto Chinchero, que contribuyeron a acentuar las rivalidades políticas.

Hoy el país necesita mirar hacia adelante para tratar temas como seguridad ciudadana, corrupción, empleo, reactivación económica y reconstrucción tras El Niño costero con la debida seriedad y responsabilidad hacia los ciudadanos, más allá de las naturales discrepancias políticas que puedan existir entre dos fuerzas con un mandato legítimo dado por las urnas (PPK en el Poder Ejecutivo y el fujimorismo con su mayoría en el Congreso).

En este mismo espacio he señalado que, como muchos peruanos, soy escéptico frente a estas aproximaciones entre fuerzas políticas rivales, especialmente si se hacen a través del Acuerdo Nacional, que de poco o nada ha servido en 15 años. Sin embargo, es necesario que ahora se dé este diálogo y que tenga resultados prácticos en nuestra política doméstica. El país reclama que el Gobierno y la principal fuerza de oposición caminen en el mismo sentido.

Sin importar quién lo ha convocado o si se realiza con “mediadores” o “testigos”, el diálogo de hoy puede ser una excelente oportunidad de mostrarle a los peruanos que sí es posible trabajar en conjunto cuando hay objetivos comunes, sin resentimientos, actitudes soberbias ni poses destinadas a captar la gracia de los futuros electores. Al peruano que es asaltado, le matan a su hijo al subir a un taxi o que se quedó sin casa por un huaico, eso poco o nada le importa.