En el marco de la Tecnología Educativa en los años 70 y 80 el docente era definido como guía porque debía conducir al alumno de manera directiva y milimétrica, utilizando una ruta rígida -en un marco de reforzamiento- hasta que él. estudiante alcanzara el objetivo planificado. La concepción del maestro orientador y facilitador alcanza su máxima expresión con el enfoque metodológico constructivista que considera que, además de orientar y aconsejar a sus alumnos, le corresponde propiciar espacios y recursos pertinentes para que se logren los aprendizajes “previstos”

Actualmente se asume que el docente es un “mediador educativo, porque es un actor que está presente como persona en el acto educativo mismo”. Él está allí con sus capacidades, valores, y actitudes, conocimientos. Pero, sobre todo porque sus satisfacciones, frustraciones, debilidades, aspiraciones van a favorecer o interferir la motivación, la adquisición, la evaluación, así como las acciones de retroalimentación en los procesos pedagógicos

Es su persona con su “hacer, saber y ser” la que media entre el currículo y el alumno en sus respectivos entornos. Juega un rol clave en las actividades educativas que es donde se desencadena el potencial curricular explicitado en los programas de estudios. Y es donde se produce la compleja relación intersubjetiva entre maestro y alumno, apareciendo los “saberes previstos y los imprevistos” El maestro con sus silencios, modo de hablar, gestos, favorecerá positiva o negativamente en los aprendizajes. de sus educandos.

La función docente “mediadora” lógicamente, es viable debida o indebidamente en las clases presenciales. Es muy débil en las clases por radio y televisión En las virtuales con plataformas de comunicación y cooperación así como con servicios digitales multidireccionales las posibilidades son mejores.