Otro tema para la polémica se originó en nuestra clase política luego de que trascendiera que el Tribunal Constitucional resolvió declarar inconstitucional el inciso 5 del artículo 37 del reglamento del Congreso de la República, que impedía que los parlamentarios que queden al margen del partido por el que fueron elegidos puedan integrar una bancada o adherirse a otra. Así, congresistas expulsados o renunciantes a un grupo político pueden formar nuevas bancadas.

Si bien es cierto algunos dicen que es un triunfo de las libertades de conciencia y los derechos de los congresistas, otros dicen que esto alentará el divisionismo y el fraccionamiento de las bancadas.

La ley contra al transfuguismo no tiene ni un año de vigencia y ya quedaría de lado. El fujimorismo impulsó esta norma como una reacción contra la disidencia y contra la actitud individualista de los legisladores que querían hacer su camino por cuenta propia. La lectura de muchos fue que el objetivo no era otro que enfrentar las acechanzas externas, reales o imaginarias, contra la unidad de la mayoría parlamentaria.

Evidentemente, los que dejaron en el último año Fuerza Popular, PPK y el Frente Amplio tenían un argumento común para abandonar el partido que los albergó para convertirse en legisladores. Decían que el verticalismo y la imposición de criterios de sus grupos políticos exigían una sumisión incondicional.

Se abre la esperanza para los congresistas “no agrupados” de integrarse y lograr una mejor convivencia en el Legislativo. Se pasará de un foco de confrontación a otro de acción colectiva.