Ni en sus más alucinados sueños de impunidad, los congresistas de Acción Popular que han pasado a la “inmortalidad” con el alias de “Los Niños” pudieron imaginar lo bien que los iba a tratar el año que se va, pues a pesar de todas las evidencias en su contra que los sindican de haber vendido sus votos en favor de Pedro Castillo y sus ministros a cambio de cuotas de poder, siguen en funciones y ni ha sido posible expulsarlos del partido de la lampa.
En el Congreso hubo muchos amagues para expectorar a esta gente que sirvió de blindaje al corrupto y golpista de Castillo. Se hicieron informes, sesiones y votaciones en el Pleno en las que no faltaron las lágrimas y hasta los desmayos de algunos de estos personajes que han denigrado aún más la política, pero ahí siguen, nadie los ha podido tocar. Incluso se indignan cuando les mencionan su triste papel de tránsfugas a cambio del manejo del Ministerio de la Producción.
En Acción Popular en teoría los expulsaron del partido, pero ahora la dirigencia que tomó esa decisión ha sido desconocida por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), el que tiene como engreída a la agrupación del asesino de policías Antauro Humala, por lo que la sanción habría quedado sin efecto. En otras palabras, a “Los niños” no les pasa nada y todo sigue igual, tal como hemos informado ayer en la edición del Correo Lima. Otra más de máximo ente electoral a cargo de Jorge Luis Salas Arenas.
Sin duda, un año muy feliz, generoso y redondo para “Los niños”, quienes siguen cumpliendo su trabajo de legislar, fiscalizar y representar, aunque esta última labor la hagan a veces solo en imágenes trucadas con burdos y primariosos montajes como el que difundió el congresista Luis Aragón, que ha culpado de todo a su diseñador. Pero el caballero debe estar tranquilo, nada le pasará en un Congreso donde hasta los ladrones de la plata de sus empleados caminan sin problemas.
Mientras nuestra política esté poblada de “niños”, “antauros”, congresos que no sancionan y una autoridad electoral como la que tenemos, no veremos a mucha gente de valía moral y profesional aspirando a cargos públicos por elección popular, lo que hará que el Perú siga en manos de impresentables que lleguen a algún puesto frotándose las manos como lo hemos visto en Pedro Castillo, un casi iletrado que entró a Palacio de Gobierno apadrinado por un hampón para llevarse la plata, literalmente, en costalillos.