Un día como hoy, el 4 de setiembre del 476 d.C., Odoacro, rey de los hérulos, depuso a Rómulo Augústulo, el último emperador de la famosa Roma del mundo antiguo con sus 3 célebres períodos: monarquía, república e imperio, y este hecho significó, al tiempo que su caída, el fin de la Edad Antigua. Roma había sido fundada el 21 de abril de 753 a.C., y pertenece a la región del Lacio y de la República Italiana. Los habitantes de la llamada “Ciudad Eterna”, fundada, conforme reza la leyenda, por los hermanos Rómulo y Remo en el monte Palatino (753 a.C.), el mismo lugar en que fueron amamantados por una loba cuando pequeños para ser librados de su tío abuelo Amulio, que había destronado a su hermano, el rey Numitor, y conminado a la hija de éste a un recinto como virgen. Amulio vio frustrado su objetivo pues Marte, el dios de la guerra, engendró en la hija de Numitor a los gemelos que, como ha pasado con otros episodios en la historia, por disputas se hicieron rivales, y Rómulo terminó matando a su hermano. Roma, con casi 3 millones de habitantes, vive orgullosa de su laureada historia. Fue el verdadero poder de la antigüedad y no solo por las guerras de conquista que la convirtieron en el hegemón de aquella época, sino porque cultivó el derecho haciéndolo su mayor legado a la humanidad con el célebre Justiniano y el denominado Corpus Iuris Civiles o Cuerpo del Derecho Civil. De hecho, todos los pueblos que se hallaban a su alrededor -visigodos, ostrogodos, hérulos, vándalos, hunos, etc.,-, eran llamados bárbaros -dieron como herencia al mundo el respeto a la mujer, que poco se dice-, y desde sus entrañas surgió luego el poder de la Iglesia Católica. Mirando el contexto del impacto de la pandemia de la COVID-19, otras epidemias asolaron Roma, como fue el caso de la peste Antonina, que en el mayor momento de esplendor cultural del imperio o romanización del mundo, a mediados del siglo II d.C., llegaron a morir hasta 2000 personas en un solo día y cerca de 5 millones en los 30 años en que flageló al poderoso Estado de la época, cuya población hasta sus confines, se estimaba en 50 millones. Los romanos durante la Edad Antigua, entonces, fueron diezmados por el azote de una enfermedad que, como la de ahora, sigue mostrando toda su ira a la sociedad internacional.