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En este campo de goles y autogoles, huachas, fauls arteros y posiciones adelantadas que es el Congreso de la República, esta semana hubo una rotación de dos jugadores a los que las graderías les han sacado tarjeta roja directa por su desastrosa y repudiable actuación: Edwin Donayre (APP) y Moisés Mamani (FP).

Mientras el exgeneral del Ejército -quien tendrá que cumplir cinco años y medio de cárcel por robarle combustible a la institución castrense- fue desaforado del Parlamento luego de un blindaje de varios meses de la bancada “naranja”, el legislador puneño, acusado de tocamientos indebidos a una aeromoza, cumplió el 3 de mayo los 120 días de suspensión sin sueldo que le impuso el pleno y hoy debe reaparecer en el Hall de los Pasos Perdidos con esa estampa cachacienta que se le conoce.

Dos cosas: (1) Donayre, hoy prófugo, fue salvado por la campana varias veces con alegatos como el de Fuerza Popular de no debatir el levantamiento de su inmunidad hasta que la Comisión de Constitución, con Rosa Bartra a la cabeza, emita una “opinión consultiva”. Sin embargo, en otros casos, el de Kenji Fujimori por ejemplo, sí pisaron el acelerador para sacarlo de la cancha.

Y (2) no es posible que Mamani, con la burla de la “mano zas” como agravante, vuelva campante a su curul y que en el ínterin el Poder Judicial no haya hecho nada (Janet Sánchez, presidenta de la Comisión de Ética, habla de un “trabajo lento”) pese a que al también autor de los “mamanivideos” se le levantó la inmunidad parlamentaria. ¿Cómo se sentirá la aeromoza que fue violentada por este padre de la patria?