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El presidente Martín Vizcarra y su equipo ministerial, que en teoría aprobó su mensaje al país del 28 de julio último, han fracasado en su intento de adelanto de elecciones, por más que el titular de Justicia y Derechos Humanos, Vicente Zeballos, haya dicho ayer a El Comercio que para el Ejecutivo ese no es un capítulo cerrado. Lo cierto es que quedaron en el aire, derrotados a nivel político, y ahora han tenido que poner otro tema en agenda.

De lo sucedido entre el jueves y el viernes pasado, sorprende comprobar que Palacio no haya tenido un plan B ante la posibilidad constitucional de que el Congreso rechace su iniciativa, que fue lo que al final sucedió. ¿O es que el Mandatario, sus ministros y sus asesores creyeron que tras lanzar su propuesta la gente se volcaría a las calles a respaldarlos masivamente y que ante ello el Legislativo de mayoría fujimorista iba a ceder?

Si es así, preocupa que estemos en manos de un gobierno con un pensamiento tan elemental a nivel político, que no haya sido capaz de mirar más allá como para creer que con el respaldo de “la calle” iba a conseguir cualquier cosa frente a un Congreso que, guste o no, supo mover sus fichas dentro de la legalidad y poner contra las cuerdas al Mandatario, que ahora, ante la derrota, está haciendo lo imposible por frenar la elección de seis miembros del Tribunal Constitucional.

Un gobierno serio no puede actuar en función de encuestas o de lo que el Presidente escucha cuando va por las calles. Un país no se maneja convocando a marchas. Además, en el Perú no hay nada más efímero que el respaldo popular. De eso pueden dar fe Alberto Fujimori, aclamado tras el golpe del 5 de abril de 1992 y hoy en prisión; y Alejandro Toledo, quien luego de ser el líder de la oposición, al cabo de dos o tres años tenía una aceptación que lindaba con el error estadístico.

Hoy el Ejecutivo intentará que el Congreso no elija a los nuevos miembros del TC a través de una cuestión de confianza que, ojalá, el premier Salvador del Solar sepa sustentar muy bien a nivel constitucional y legal. Si no lo hace, luego estará en serios problemas legales. Queda ver qué harán el presidente Vizcarra y su gabinete si esto no prospera en el transcurso de las próximas horas. Hace falta actuar con mucha responsabilidad. El país no puede ser llevado al despeñadero.