El primer año del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, en materia económica, ha sido para el olvido, sea por El Niño costero, por el terremoto llamado “Lava Jato” o por la caída de proyectos vitales como Chinchero o Gasoducto del Sur. Todo ello hizo que, ante cada proyección, local o externa, sobre el crecimiento del PBI para el 2017, terminemos todos mordiéndonos las uñas y haciendo cálculos a fin de ver hasta dónde puede llegar la caída.

Es verdad que el gobierno de Ollanta Humala, con su falta de convencimiento sobre la necesidad de atraer inversiones y permitir la ejecución de grandes proyectos (Conga, Tía María, aeropuerto Jorge Chávez y un largo etcétera), dejó las cifras en caída. Sin embargo, los peruanos elegimos al presidente Kuczynski, entre otras cosas, para que revierta la situación y no para ver sus lamentos por lo que encontró o por otros factores como el clima y la corrupción.

Si elegimos a un “técnico”, que además ha formado un gabinete “técnico”, fue precisamente para corregir lo visto en el quinquenio anterior, en que vivíamos en medio de las indefiniciones propias de tener en Palacio de Gobierno a un “chavista” que, por conveniencia electoral, entre la primera y la segunda vuelta de 2011 viró a la derecha a través del llamado “Juramento de San Marcos”, sin el menor convencimiento. Las consecuencias las pagamos todos.

En las últimas semanas se han “destrabado” la ejecución de la Línea 2 del Metro y la ampliación del aeropuerto Jorge Chávez. Es una buena señal para el inicio del segundo año del mandato. Pero hay mucho más por hacer para seguir avivando esas brasas que han dado vigencia al llamado “milagro peruano” y que a estas alturas no puede venirse abajo. Si sobrevivió al gobierno de Humala, hoy debería tener más bien un relanzamiento y ser fortalecido.

Con los niveles de pobreza que aún persisten en el país, no podemos quedarnos tranquilos con crecimientos de PBI de apenas entre dos y tres por ciento. Es de esperarse que, en su mensaje de hoy al país, el presidente Kuczynski nos explique, ya no como reciente candidato sino ya como gobernante en ejercicio, cómo hará para sacar del frío a la economía que en febrero, marzo y abril últimos creció menos del uno por ciento, lo cual debería preocuparnos a todos.