En la escolaridad de los niños, niñas y adolescentes, el colegio junto con el hogar, juegan un rol fundamental generando estímulos convergentes en la formación integral de los hijos e hijas. La tutoría y orientación educacional es la vía permanente para que los tutores escolares, junto con los padres de familia, acompañen -en sus propios espacios- el desarrollo de los procesos cognitivo-intelectuales, pero sobre todo los socio-emocionales. Trabajan conjuntamente en la formación de los estudiantes, en lo referido a la convivencia social, la orientación vocacional, la disciplina escolar positiva, la prevención de conductas de riesgo, la educación sexual integral, así como en el fomento de valores y actitudes.

El Hogar es un espacio fundamental en la educación de chicos y chicas; con mayor razón en la actual circunstancia de aislamiento social en la casa (con temores, incertidumbres, preocupaciones, limitaciones). Y donde los estudiantes están participando (espero la mayoría) en clases a distancia utilizando medios radiales, televisivos y virtuales.

El hogar, como lugar educativo nato, tiene la oportunidad de favorecer la confianza, la motivación, los vínculos afectivos, la cooperación, la tolerancia y la responsabilidad. Y en la grave situación actual que vivimos fomentar “la resiliencia”, que implica la recuperación de la persona frente a las vivencias difíciles para seguir proyectándose al futuro. Para el efecto es importante la escucha, el dialogo y la contención emocional (utilizando la verbalización oral y diferenciando lo latente de lo manifiesto).

Otro si digo: i) Los colegios en sus programas de Educación a Distancia debieran considerar un espacio semanal de tutoría con la participación libre e interactiva de los alumnos; ii) tener en cuenta que los padres tienen sus propias obligaciones que hay que considerar; y iii) basta a la acumulación improductiva de tareas y trabajos.