El congresista Humberto Morales ha sido noticia esta semana por lanzar frases machistas y agresivas contra las mujeres. Una actitud que no solo deja mal parado a este sino también al Congreso de la República, que mantiene una alta desaprobación en todos los sondeos.

“A mí me enseñó una cosa mi madre: las mujeres, después de ser chismosas, son mentirosas”, dijo el parlamentario. Cuando se le repreguntó si eso es machista, Morales respondió: “Sí, puede ser”. Una clara muestra de que cuando no hay tiempo para pensar, y faltan argumentos y sensatez, solo queda el acto reflejo para responder.

Humberto Morales representa a Ayacucho, pero nació en Huancavelica. Sus estudios escolares los hizo en Ate-Vitarte, Lima, y los universitarios en la Universidad San Cristóbal de Huamanga. Y el colmo es que es docente.

Como verán, su niñez y adolescencia, la etapa más importante de su formación, la pasó en la capital, demostrando que estas ideas retrógradas no son propias de personas educadas en determinados lugares del país sino que se desarrollan en todo el Perú.

El problema es que estas reacciones no solo pertenecen al facilismo patológico de algunos sectores de la población sino a la irresponsabilidad de políticos como Morales.

En Ayacucho, este es un tema sensible. El caso de Arlette Contreras, quien fue agredida salvajemente por Adriano Pozo hace dos años, fue emblemático. Hay la sensación de que se impone el machismo, ya que no se hace justicia con la joven, quien pide que se sentencie a su expareja por los delitos de violación e intento de feminicidio, y no hay visos de que esto pueda suceder. Lo de Morales simplemente es más de lo mismo.