En Perú Libre y en Fuerza Popular cantaron victoria cuando EE.UU. difundió a través del comunicado de un vocero, su parecer acerca del proceso de elecciones en nuestro país. Inmediatamente sus intérpretes y opinólogos, jalaron para su molino según sus conveniencias.
Es bueno recordar que más allá de que EE.UU. es la nación más poderosa del planeta -lo que ya es relevante en la política internacional-, no debemos perder de vista que su relación con el Perú es horizontal, es decir, una relación fundada en la igualdad de Estados por su calidad soberana, conforme al derecho internacional. Lo decimos para que no se crea que las impresiones de Washington deben asumirse como mandatorias o iluminadas. Cuidado con eso.
El comunicado tiene tres partes:
1.- EE.UU. felicita al Perú y a sus autoridades por el desarrollo del proceso electoral y eso no debe sorprender. Suele hacerlo cada vez que hay actos de sufragio en los países de la comunidad internacional. Al hacerlo da un espaldarazo al país que cuenta un sistema político fundado en la democracia, que para EE.UU. es sencillamente todo. Nacen, crecen, se desarrollan y mueren en democracia, que la consideran innegociable. Ese mensaje recordatorio y directo es para los dos partidos en competencia y para sus candidatos, cuidando de no referirse a ellos, expresamente.
2.- Washington nos deja entrever que está al tanto del proceso de elecciones en el Perú y atento de las inocultables pugnas y polarizaciones promovidas por las partes, y por eso relieva el valor del tiempo, para que el JNE decida sin dejarse influenciar por las presiones de una u otra parte, pero también relieva el tiempo para no dejar los reclamos de los dos partidos en competencia, de tal manera que su resultado sea haga escrupulosamente conforme a la ley; y
3.- Lo realmente relevante para EE.UU. no será que asuma el poder un gobierno de derecha o de izquierda, capitalista o comunista, sino que el candidato ganador sea debidamente elegido, es decir, de acuerdo al derecho y que esta responsabilidad está en manos del JNE, recordando que así lo han prometido nuestras autoridades. Así, Washington, cuida de no inmiscuirse en los asuntos internos del Perú, es decir, no ingresa en nuestro derecho nacional, por lo que no viola el principio de No intervención.