A Ricardo Gareca se le atribuye más de un logro al frente de la selección. Y no es solo la prensa o la opinión pública los que lo han señalado como responsable de las supuestas bondades de las que hoy goza nuestro equipo.

La última de ellas recibe el nombre de punto de quiebre, y responde a la supuesta ruptura entre el DT y un grupo de jugadores en los que, sobre el papel, no encontró el compromiso que necesitaba. Tanto Juan Carlos Oblitas, director de selecciones de la FPF, como Edwin Oviedo, presidente de la institución, no dudaron al referirse al tema. Principalmente, Oblitas aseguró que fue después del partido que Perú pierde en Montevideo, ante Uruguay, que se produce esta supuesta ruptura. Luego vendría la Copa América Centenario como refuerzo de esa postura, ya que es a partir de ese torneo que el argentino echa mano del grupo con el que sigue contando hasta el día de hoy y que, a todas luces, es por el que apostará hasta el final de su contrato.

Lo que llama la atención es que, para Gareca, tal punto de quiebre nunca se dio. Para él, todo cambio en la selección responde a la simple coyuntura, al momento futbolístico de cada jugador. Es extraño cuando una institución, en este caso la FPF, no maneja un mensaje uniforme. Ojo, siempre será saludable que los miembros de cualquier institución mantengan posturas personales, visiones individuales y, sobre todo, opiniones propias sobre cualquier tema, lo que sucede en este caso particular es que se trata de dos personajes de alto rango en la Federación que se refieren a un tema de suma importancia. Gareca ha dicho que ellos tienen su propia opinión, que son libres de pensar como prefieran, pero que él jamás les ha dicho que haya decidido marcar un antes y un después o darle forma al punto de quiebre al que aluden, es decir, en pocas palabras, los desmintió.

Algo similar sucedió con otro tema tiempo atrás: el recambio generacional. Se presentaron los mismos síntomas, los mismos personajes que le atribuyeron ese logro a Gareca y el entrenador dijo que era una cuestión de la prensa, que él no había tenido la intención de realizar ningún recambio. Hoy sucede lo mismo con el punto de quiebre. ¿Es acaso que Gareca prefiere mantener en reserva ciertas cosas que Oblitas y Oviedo no tienen problemas en exponer? ¿O, realmente, tanto el director de selecciones como el presidente fueron presas de una confusión a la que todos pueden estar expuestos?

Sería oportuno que en una de las reuniones que, de seguro suelen celebrar, se pongan de acuerdo no solo en lo que realmente se hace y no se hace con la selección, sino y principalmente, sobre cuál será la postura general, la posición, que la FPF va a tener sobre temas que vinculan de manera directa a la selección peruana. Siempre, sea cual sea la circunstancia o el rubro, un mensaje claro y uniforme representará un buen síntoma y le dotará de seriedad. Estamos seguros de la seriedad con la que se maneja la FPF, pero, como es cierto, también aquello de que no basta con serlo, sino que también es necesario parecerlo.