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Extraño lo señalado ayer en Piura por el presidente Pedro Pablo Kuczynski, quien en un aparente intento por victimizarse, ha pedido a las fuerzas políticas que lo dejen trabajar, esto en alusión a las turbulentas últimas semanas, en que el Poder Ejecutivo estuvo apagando el incendio generado tras el intento de vacancia y el escandaloso indulto a Alberto Fujimori, tras una burda negociación bajo la mesa, en lugar de atender los problemas que aquejan al país.

Y señalo que lo dicho por el Mandatario resulta “extraño”, porque acá el único que se metió en este inmenso lío fue el propio presidente Kuczynski al haber realizado, a través de una de sus empresas, consultorías para la corruptora Odebrecht en los tiempos en que era ministro de Alejandro Toledo y la ley se lo impedía. Es el propio jefe de Estado el que ha admitido que ha ganado dinero por esos trabajos, que al salir a la luz lo pusieron al borde de ser echado del cargo.

Acá, el autogol vino del propio Palacio de Gobierno, que al final se vio obligado a negociar con Alberto Fujimori y su hijo Kenji para salvarse, lo que ayer incluso generó una masiva movilización por las calles de Lima. ¿O es que la oposición lo obligó a trabajar para Odebrecht, a negarlo públicamente y luego a cambiar el indulto a cambio de votos en el Congreso? El Presidente dice que las últimas semanas han sido duras, pero ¿quién fue el responsable de esas crisis?

El Mandatario ha dicho que las fuerzas políticas deben dejarlo trabajar, y es cierto, pues al menos en el tema de la reconstrucción, la cosa está muy verde. Escribo estas líneas desde Piura, lugar que ayer visitó el jefe del Estado por la mañana, donde las obras en favor de los afectados por los desastres de hace un año están más que atrasadas, pese a que desde un principio el Congreso dio todo su apoyo al Ejecutivo para los trabajos.

Hace mal el Presidente en victimizarse. Además, la última crisis no ha sido la única producto de un autogol. Recordemos las marchas y contramarchas por el caso Chinchero que costaron la cabeza a dos ministros, mientras la oposición miraba desde el balcón cómo Martín Vizcarra y Alfredo Thorne iban cayendo, incluso a través del audio de una conversación con el excontralor Edgar Alarcón. Una mirada hacia adentro no caería nada mal antes de quejarse.