En diversas regiones del país, la furia de las lluvias ha dejado a su paso un rastro de caos y tragedia. Inundaciones, deslizamientos de tierra y el desbordamiento de ríos han marcado los últimos días en varias localidades del Perú, sumiendo a comunidades enteras en la angustia y el desamparo. Incluso, el ministro de Defensa, Jorge Chávez Cresta, ha presentado un informe que revela la cruda realidad de las consecuencias mortales de estas intensas precipitaciones estacionales. Entre 6 y 8 personas han perdido la vida, un saldo desgarrador que pone de manifiesto la vulnerabilidad de nuestra sociedad ante eventos climáticos extremos. Si estas intensas precipitaciones no son atribuibles al Fenómeno de El Niño, es alarmante considerar lo que ocurriría si nos enfrentáramos a dicho evento natural. La magnitud de los estragos actuales pone de relieve la urgencia de fortalecer nuestras capacidades de respuesta y prevención ante catástrofes naturales.
El Centro Nacional de Estimación. Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres (Cenepred) pronostica que el escenario ante un Fenómeno de El Niño moderado afectaría a 2.2 millones de peruanos en 16 regiones. Además se estima que 611 mil 004 viviendas, mil 696 centros de salud y 10 mil 352 colegios terminen dañados.
Mientras tanto, los ciudadanos afectados por las crecidas de los ríos, inundaciones y huaicos muestran su indignación. Las voces se alzan exigiendo respuestas y señalando la falta de acciones preventivas por parte de las autoridades. ¿Dónde están los trabajos de prevención? Esta es la pregunta que resuena en la mente de muchos peruanos, quienes sienten que la ineficacia de los tres niveles de gobierno pone en riesgo sus vidas.