El periodista en la ciencia de las relaciones internacionales

En el Día del Periodista, dedico esta columna a todos los hombres y mujeres de la ciencia de las comunicaciones del Perú, especialmente a aquellos con los que, por mi quehacer profesional, me honro en interactuar con frecuencia. Para entonar con la sección internacional del emblemático diario Correo en que escribo, fungiendo de periodista que no soy, me referiré en esta fecha especial al rol del periodista en las Relaciones Internacionales.

1° Después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) -70 millones de muertos-, la comunidad internacional decidió crear normas jurídicas más efectivas que pudieran regular pacíficamente el derecho de la guerra, surgiendo una fuerte corriente asociada al derecho internacional humanitario, sostenida por los Convenios de Ginebra de 1949. En ese marco surgieron los corresponsales de guerra o periodistas dedicados a informar con objetividad desde el mismo lugar en que se desarrollaban los conflictos. 

2° Los periodistas son actores visibles de las Relaciones Internacionales. Se relacionan directamente y en forma rápida con jefes de Estado (reyes, presidentes, etc.,) y de Gobierno (primeros ministros, etc.,), diplomáticos, etc., a quienes generalmente entrevistan. Esa inmejorable circunstancia los lleva a efectuar reflexiones prospectivas sobre la vida internacional, porque al hallarse cerca de los que tienen poder y deciden, pueden comprehender con mayor ventaja la dinámica de los fenómenos internacionales. Por esa razón no solo informan acerca de los sucesos en el mundo, sino también lo analizan, convirtiéndose en formadores y líderes de opinión.

3° La formación humanística es clave en el periodista. Deben conocer, y mucho, de historia, literatura, arte, etc., universales, y de economía. Los que las dominan elaboran sus pautas en un santiamén e intuyen qué pasará dentro o fuera del Estado. Basadre decía que el mejor profesional es el que sabe historia y economía; y 4° El periodista debe decir la verdad y con objetividad. Nunca ocultarla y muchos menos desnaturalizarla. ¡Feliz día, amigos periodistas!